Ciudad de México,
06
febrero
de 2020. IDET
(Redacción).- En
los próximos días y semanas escucharemos y veremos una oleada de
noticias relacionadas con el coronavirus 2019-nCoV, cuya expansión
comenzó en la localidad china de Wuhan. Los mexicanos tenemos
experiencia con este tipo de incidentes: el gel para manos que adorna
la entrada de numerosos restaurantes y establecimientos públicos es
herencia de aquellos días de abril de 2009 cuando por algunos días
el país quedó paralizado para detener la expansión de este virus.
Es
muy temprano para saber el destino del 2019-nCoV y su impacto en los
humanos, pero desde la epidemia de 2009 y otras anteriores como el
Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS) de 2002, científicos y
médicos cuentan con herramientas tecnológicas que permiten
identificar y contener este virus para conocer con más detalle el
enemigo que hoy enfrentan.
Pero
antes, un poco de virología…
A
diferencia de los seres vivos (desde bacterias hasta el hombre), los
virus son paquetes de material genético que al entrar en contacto
con una célula inyectan dicho material genético, alterando el
funcionamiento del huésped. Como resultado la célula infectada se
dedica a reproducir más virus y liberarlos sin cesar hasta que la
célula muere agotada. El reto con las infecciones virales radica en
que poseen una enorme capacidad para mutar y no pueden ser eliminados
salvo por complejos medicamentos antivirales o vacunas que
“adiestran” al cuerpo para defenderse de la infección.
Afortunadamente
los humanos llevamos más de un siglo aprendiendo y descifrando el
funcionamiento de los virus desde la década de 1890 cuando el ruso
Dimitri Ivanovsky aisló virus que infectaban una planta de tabaco.
Inventos como el microscopio electrónico en la década de 1930 y el
conocimiento del genoma de los seres vivos por James Watson y Francis
Crick veinte años más tarde permiten a gobiernos y organismos
mundiales de salud tener suficiente información que la ayudado a
monitorear y controlar la expansión de virus como el VIH y el Ébola.
He
aquí algunas de las tecnologías que se están usando para combatir
al 2019-nCoV.
Servicios
de almacenamiento de datos
Una
de las mejores herramientas que los virólogos tienen para compartir
información fue desarrollada inicialmente para programadores
computacionales. En 2007 un grupo de programadores crearon GitHub,
una plataforma para guardar y compartir piezas de código
computacional usada hoy por más de 40 millones de personas en todo
el mundo. Su éxito ha sido tal que virólogos hoy lo usan para
compartir información genética del 2019-nCoV, acelerando los
procesos de análisis para conocer su funcionamiento y mecanismo de
transmisión. Otros servicios como bioRxiv sirven como repositorios
de trabajos académicos preliminares sobre este y otros virus que
pueden ser revisados y comentados por colegas e incluso usados como
referencia para quienes se encuentran en las trincheras de combate a
la enfermedad.
Foros
virtuales de especialistas
Los
laboratorios de análisis sobre epidemias suelen encontrarse en
grandes ciudades como Atlanta en Estados Unidos (sede de los Centers
for Disease Control and Prevention) o la Ciudad de México donde se
halla el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos
(InDRE), mientras que las infecciones pueden suceder en zonas
lejanas, bajo situaciones de inseguridad o en cuarentena, como sucede
con la ciudad china de Wuhan donde se presentaron los primeros casos
de 2019-nCoV. En estos casos, foros digitales como FluTrackers reúnen
expertos médicos, voluntarios y periodistas especializados para
intercambiar datos que permitan seguir en tiempo real el movimiento
de la infección.
Mapas
interactivos
Desde
tiempos inmemoriales las epidemias han generado oleadas de
desinformación. En la Edad Media la epidemia de peste negra que mató
a millones de personas en Asia y Europa fue atribuida a castigos
divinos, una inusual conjunción astronómica de Saturno, Marte,
Júpiter, así como las conjuras de extranjeros y practicantes de
otras religiones. Para combatir la propagación de noticias sin
fundamento la universidad Johns Hopkins creó un mapa que muestra los
casos de 2019-nCoV basados en rigurosa información médica
confirmada. Por otro lado, grupos de voluntarios han creado perfiles
en redes sociales como Twitter donde agregan información de medios
acreditados que sirven para contrarrestar en la medida de lo posible
rumores y noticias falsas que pudieran crear pánico e incluso
violencia.
Termómetros
infrarrojos
Una
imagen recurrente en la cobertura de la crisis de 2019-nCoV en medios
ha sido un dispositivo con apariencia de pistola de rayos apuntando
hacia filas y grupos de personas. Uno de los pocos síntomas de la
infección con este virus que puede detectado en forma remota es la
fiebre, por lo que el uso de termómetros infrarrojos se ha
convertido en una medida adoptada para el monitoreo en aeropuertos,
estaciones de tren y de autobuses. Estos termómetros funcionan por
medio de un sensor llamado termopila que convierte el calor percibido
en corriente eléctrica. Podría pensarse que es un invento reciente,
pero, de hecho, los primeros termómetros de este tipo fueron
diseñados en respuesta al hundimiento del Titanic en 1912 y desde la
década de 1970 existen aparatos portátiles y que serán la primera
línea de detección de potenciales infectados con 2019-nCoV.
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